Un estudio reciente de Microsoft, señala que casi las tres cuartas partes de los trabajadores quieren que las condiciones de trabajo flexible en remoto se queden tras la pandemia. En paralelo, el 67% expresa que necesita más tiempo de trabajo presencial para colaborar con sus compañeros. Estas dos tendencias están definiendo un sistema laboral híbrido, un trabajo híbrido que nos permita decidir dónde y cuándo trabajar pero que, al mismo tiempo, garantice la interacción física con otros.
La crisis sanitaria ha puesto sobre la mesa que existen otros modelos laborales aparte de la presencialidad y que, además, funcionan muy bien en términos de la productividad, seguridad y del bienestar del trabajador.
La pandemia ha demostrado los beneficios del teletrabajo. El trabajo en remoto ahorra costes en infraestructuras y servicios a la empresa y en desplazamientos a los empleados, y permite la flexibilidad en los horarios y la conciliación del trabajo con la vida personal que las plantillas demandan cada día más.
Pero esto no significa que las oficinas tiendan a desaparecer y que todos vayamos a acabar trabajando siempre en casa o en cualquier otro lugar, desde el “tercer espacio”. El modelo más extendido entre las empresas es el “trabajo híbrido” entre lo remoto y lo presencial, de forma que el trabajador nunca pierda del todo el contacto con el equipo y los valores corporativos.
A las empresas les preocupa, especialmente a los departamentos de Recursos Humanos, temas como la pérdida de compromiso de los trabajadores con la marca o la menor transmisión de conocimiento que puede desencadenarse al no compartir espacio con los compañeros. Por su parte, muchos trabajadores quieren acudir a la oficina, bien porque en su casa no encuentran las condiciones óptimas para trabajar o bien porque necesitan interactuar con sus compañeros en un mismo espacio, en términos tanto de eficacia como de motivación.
Modelos de trabajo híbrido
Hay variantes dentro del concepto del trabajo híbrido. Algunas empresas han optado por el trabajo remoto, es decir, la oficina se utiliza exclusivamente para la colaboración en momentos concretos en los que necesitan reunirse presencialmente. En otra modalidad, las empresas exigen que los empleados pasen algún tiempo en la oficina.
Otra opción es mantener tanto la oficina como el trabajo remoto, pero designar la oficina como el lugar principal para trabajar. Esta era una configuración habitual ya en los últimos años. Las empresas tienen a parte de sus trabajadores trabajando online y el resto de la plantilla trabaja desde la oficina.
El papel de la oficina en un modelo de trabajo híbrido
Las empresas han comprobado que sus plantillas pueden ser igualmente productivas trabajando desde cualquier lugar, pero también de que las oficinas son clave en sus estrategias, en su productividad y en su cultura.
¿Por qué vamos a ir a la oficina si podemos evitar los desplazamientos con la misma productividad? ¿Tiene sentido entonces mantener las oficinas?
En plug&go estamos convencidos de que la oficina seguirá desempeñando un rol fundamental al ayudar a las organizaciones a lograr sus objetivos y resultados.
Lo que nadie pone ya en duda es que a medida que el trabajo evoluciona, los antiguos paradigmas de diseño de los espacios deben adaptarse.
El concepto de oficina y su diseño están evolucionando para adaptarse a estos modelos híbridos de trabajo donde la transformación digital, la flexibilidad y las políticas de bienestar, motivación y conciliación marcan la hoja de ruta.
Frente a la tradicional estrategia de densificación, colocando a más personas en menos espacio, trabajamos sobre estrategias basadas en las experiencias de los empleados. Esto significa diversificar el lugar de trabajo para satisfacer las diferentes necesidades personales y tareas de las personas.
El rol de las nuevas oficinas es desarrollar una cultura y una comunidad, y favorecer las diferentes dinámicas de trabajo que requiere cada uno de los clústeres.
Las oficinas además son el punto neurálgico de la identidad corporativa, el escaparate y facilitador de su marca y valores.
Para que la oficina tenga sentido, deben permitir que cada uno dé lo mejor de sí, sin importar dónde o cuándo se trabaje. Y eso significa que el lugar de trabajo debe evolucionar hacia un ecosistema de espacios diferentes desde los cuales los empleados puedan elegir trabajar según sus necesidades o momentos, desde los phone booth hasta las salas de descanso para el encuentro más informal o las salas de reunión insonorizadas.
En definitiva, hacemos arquitectura corporativa con un propósito: crear espacios inspiradores y experienciales, que refuercen la cultura corporativa y la interacción con compañeros y clientes; espacios creativos que favorezcan la innovación y cuiden de las personas para que den lo mejor de sí mismas.