Por Covadonga G. Quintana. Socia de plug&go arquitectura corporativa
Asistimos a un importante cambio del papel del consumidor en la experiencia de compra, dejando de ser un sujeto pasivo para ponerse como demandante de experiencia, creatividad, innovación, bienestar y autenticidad.
Este cambio de paradigma, que ha alcanzado también al sector terciario oficinas, ha venido propiciado por la tecnología y la necesidad- cada vez mayor- de conectar marca personal con el propósito de las marcas.
Lejos queda la dicotomía de si el online acabaría con la tienda física. Estamos presenciando la convivencia y retroalimentación de estos canales, hablando ya de un omnicanal, un canal que permite trasladar el online al presencial e interactuar con el público objetivo y al revés.
En este nuevo escenario, la arquitectura deja de ser puramente materiales, texturas, mobiliario, iluminación y da un paso anterior concibiendo el espacio físico como una herramienta experiencial global alineada al target de cada marca. Pasamos de preguntar qué a por qué.
Bienestar y tecnología
Si tuviéramos que hablar de diseño, la incorporación de la tecnología al espacio y la suma de conciencia sostenible son dos pilares nuevos que se incorporan.
Despertar los sentidos a través de la imagen, sonido, olor y tacto permite al cliente tener una experiencia memorable de compra que genere repetición, porque el canal presencial-la tienda física-accede a sentir lo que el on line sólo logra ver o ensoñar.
Hablar de tendencias ya no es hablar de colores porque cada marca tendrá su traje a medida, igual que el consumir busca hacer suyo el “menos es más” y alejarse de cantidad a cambio de experiencia.
Millennials y Generación Z tienen mucho que ver con este cambio del modelo. Asistimos por primera vez a generaciones que trabajan para vivir y que buscan bienestar, generaciones que exponen su disfrute y conexión con marcas que tienen que ver con ellos. Asistimos a tecnología -a través de RRSS- que permite que un desconocido sea influencer y comparta sus experiencias con el mundo.
Lejos quedan aquellos compendios de manuales de estilo que englobaban colores, materiales y texturas. Podemos decir que -en diseño- todo está de moda. Lo que no es tendencia es dejar de lado la tecnología y abandonar el compromiso real de las marcas a crear un mundo mejor.
Como arquitectos y diseñadores hemos de ser capaces de ayudar a las marcas a rescatar su propósito y traducirlo en una vivencia del espacio más allá de la suma de los elementos.