Los que llevamos más de diez años dedicándonos a la arquitectura corporativa contamos con una gran experiencia aportando a los proyectos realizados criterios sostenibles que permitan su certificación LEED.
Como todos sabéis, LEED es el acrónimo de Leadership in Energy & Enviromental Design, y se trata de un sistema de certificación para edificios sostenibles, que se impuso hace ya algunos años como garante de ahorro de energía, agua y mejora de calidad de los inmuebles. Se compone de un conjunto de normas, relacionadas todas con las sostenibilidad, con el objetivo de mejorar el impacto medioambiental de la industria de la construcción. Esta certificación aportaba credenciales a un activo inmobiliario y conseguía situarlo en un rango de tasación bastante más alto.
«Certificación WELL, los edificios son para las personas»
Pero el mundo de las certificaciones va más allá y actualmente se está imponiendo una nueva certificación que recuerda que los edificios son para las personas. Se trata de la certificación WELL.
Esta nueva certificación habla de siete elementos que favorecen el bienestar de la persona: aire, iluminación, agua, alimentación, mente, fitness y confort.
El Well Building Standard es un modelo interdisciplinar de diseño, construcción y operación que permite la integración de mejoras en el bienestar y la salud de las personas a través del espacio. El International Well Building Institute (IWBI), de Estados Unidos, la respalda, por lo que ha tenido una gran acogida y cada vez son más los proyectos a nivel mundial que buscan esta certificación WELL.
Su principal objetivo es generar hábitos saludables, mejorar la nutrición, confort, movimiento y, en definitiva, el bienestar de los ocupantes de un edificio. Y es que gracias a este bienestar conseguimos un incremento de la productividad y de la calidad de vida de los trabajadores.
Debemos tener claro que la certificación LEED y la certificación WELL no son opuestas, sino complementarias. Una se centra en la sostenibilidad y la otra lo hace en el bienestar. Cuando se implementan de forma simultánea, se optimiza el rendimiento del edificio en beneficio de la salud humana y del medio ambiente.
De este modo, empresas que dispongan de una certificación LEED pueden avanzar a WELL, introduciendo nuevas variables de bienestar que incrementen la calidad de vida y, por tanto, la productividad del equipo. Así, los edificios y oficinas podrán certificarse y obtener distintos grados: plata, oro y platino.
El retorno de inversión que supone incorporar estos parámetros de bienestar es inmediato; el 92% de los costes de un edificio de oficinas durante 30 años se derivan del personal… ¿no era hora de buscar la rentabilidad apostando en personas?