¿Cómo de importante es lo que siente un cliente cuando toma contacto directo con una empresa? Hablamos del customer experience, es decir, el conjunto de experiencias que tiene un cliente con una marca.
Sabemos el valor de que un espacio de trabajo esté diseñado para que los trabajadores se sientan cómodos en su día a día laboral. Estudios como ‘Health, Wellbeing and Productivity in Offices: The next chapter for green building’, elaborado por el WorldGBC, lo han demostrado: “hay una serie de factores que influyen en la salud, la satisfacción y el rendimiento laboral de los trabajadores. Comprender la relación que existen entre los inmuebles y las personas, puede ayudar a las empresas a alcanzar una gran ventaja competitiva”.
Las grandes marcas conocen el valor de la imagen. Por ello, ponen un especial empeño en cuidarla: las oficinas centrales de empresas como Google, Apple o Facebook son tan impresionantes, que visitarlas se convierte incluso en una experiencia difícil de olvidar.
Un buen ejemplo de ello son las oficinas de Candy Crush, nada más atravesar sus puertas ya te sientes dentro del videojuego: un diseño inspirado en sus personajes, lleno de color y elementos decorativos que buscan motivar la inspiración y la productividad.
Y es que esta clase de oficinas están diseñadas precisamente para que no se vayan de tu memoria, buscan deslumbrar a las personas mientras crean así su experiencia de marca -y de paso atraen a futuros empleados-.
Sin embargo, ya no son sólo las grandes compañías las que se aprovechan de la arquitectura corporativa como forma de expresión que da vida al customer experience. Hoy en día, las pequeñas y medianas empresas diseñan sus sedes con la intención de dar a conocer al mundo sus valores y transmitirlos, de manera que estos puedan vivirse en sus oficinas.
La intención de ofrecer un buen diseño ya no es solo cuidar a las personas, motivar a los empleados y facilitar sus formas de trabajo, sino que se busca conseguir que el cliente llegue a sentirse parte de la propia empresa, generando vínculos emocionales por ambas partes, dando vida al customer experience.
Lograr este sentimiento de cercanía entre cliente -interno y externo- y marca supone una gran ventaja competitiva para cualquier empresa, pues le atribuye fuerza a la compañía frente a las demás. En nuestra propia web disponemos de muchos ejemplos con ese objetivo común del branding experiencial, entre otros. Os invitamos a que conozcáis las oficinas de Logtrust, Meta 4, Globalvia o Yanbal, por ejemplo.
Para conseguir que las empresas representen todo lo que son como marca, en la arquitectura corporativa trabajamos de la mano de otros departamentos de la empresa, como son el de marketing y el de Recursos Humanos, atendiendo a cuestiones como la psicología o la gestión emocional.
Arquitectura corporativa para el employer branding y el customer experience
El espacio de trabajo se ha convertido en un valor en alza en las políticas y estrategias de “experiencia del cliente”, tanto del cliente externo como del interno.
Mientras el diseño de una oficina se convierte en un gran aliado para crear una imagen atractiva de la empresa fomentando el employer branding, es decir, para quienes trabajan en ella, conseguirá a su vez un customer experience que hará de la empresa un referente: las personas querrán participar de sus valores tanto como desearán trabajar para ella.
Desde hace un tiempo, y cada día en mayor medida, las empresas se preocupan por la felicidad de sus empleados. Quieren el mejor talento, y, por eso, implementan políticas que fomentan la conciliación familiar y laboral, la flexibilidad horaria y el empoderamiento, entre otras. Las compañías se han dado cuenta de que, deben también cuidar de sus oficinas, ya que el entorno de trabajo es clave para la atracción y retención de ese talento.
Identidad corporativa en la oficina
La construcción de marca ha traspasado las barreras de las oficinas y se ha adueñado de su diseño. Los valores que transmite deben ir tanto en la mente como en el corazón de aquellas personas que trabajan con ella, y en quienes la consumen.
Así, la arquitectura corporativa transforma la cultura, la imagen y los valores de una empresa en algo físico: una oficina dice mucho de una empresa y es su mejor tarjeta de presentación.