2021 ha sido el año de normalizar nuevos modelos de trabajo, de reformular las culturas corporativas y de recuperar el sentido de pertenencia de los empleados.
Para 2022, las organizaciones deberán prestar atención a los aspectos más emocionales de los empleados, así como a su autonomía y a la búsqueda de un propósito que dé un sentido a la empresa, más allá de sus resultados de negocio.
Cuidar a los empleados, en el sentido más amplio de la palabra, es la mejor de las estrategias para la sostenibilidad de las compañías. Esa es la filosofía del smart working.
Smart Working, un paso más allá del trabajo a distancia
A diferencia de lo que muchos piensan, smart working no significa trabajar a distancia; es un modelo que sitúa en el centro el bienestar de los trabajadores combinado con mayor eficiencia y resultados.
El smart working se basa en la confianza en el trabajador y en dar a sus empleados todas las herramientas necesarias para que desarrollen su labor de forma completamente autónoma.
De esta forma, el modelo smart working abandona el modelo de trabajo tradicional basado en el cumplimiento de unas horas en un puesto de trabajo concreto, y lo sustituye por el trabajo por objetivos.
Este modelo propone una gestión más eficiente de las personas y busca no sólo aumentar la productividad, sino también la satisfacción del talento a través beneficios como la conciliación.
El Smart Working, el ecosistema de los nómadas digitales
Desde el enfoque del smart working, también denominado trabajo ágil, el empleado dispone de total flexibilidad y autonomía en la organización de su trabajo, en la elección de la ubicación y el horario de su jornada laboral.
Es por ello el ecosistema perfecto para los nómadas digitales. De hecho, en Estados Unidos su cantidad aumentó en casi un 50% en 2020, hasta los 11 millones. Y no se trata de freelance, los empleados a tiempo completo se convirtieron en mayoría entre los nómadas en 2020, según un estudio de MBO.
Según datos del Foro Económico Mundial, en los próximos cinco años, aproximadamente el 44% de la fuerza laboral mundial operará de forma remota.
Un concepto de oficina más ágil
El smart working propone una reconfiguración de los equipos de trabajo, y requiere de un cambio de mentalidad, de cultura y de tecnología. También pone en evidencia la necesidad de adaptar nuestros espacios de trabajo y de evolucionar la oficina a un concepto más inteligente y ágil.
Lógicamente, si el empleado compagina la oficina con otros espacios, generalmente mucho más amigables que las oficinas tradicionales, no tiene sentido el ratio 1 empleado = 1 puesto de trabajo, como tampoco lo tienen las configuraciones encorsetadas ni los entornos fríos e impersonales.
Es importante organizar el espacio de trabajo desde la perspectiva del usuario. Poner al empleado en el centro del diseño. ¿Cómo quiere comunicarse con sus compañeros cuando está en la oficina? ¿Para qué quiere acudir a su centro de trabajo si puede trabajar desde cualquier lugar? ¿Cómo quieren los equipos trabajar juntos con éxito? ¿Qué herramientas necesitan para ello?…
El diseño de la oficina cobra mucha importancia en el smart working. Este tipo de modelo plantea un nuevo espacio de trabajo en el que la productividad aumenta gracias a una mayor flexibilidad y bienestar del empleado.
Las oficinas ágiles ganan en movilidad y flexibilidad, y también ganan variedad de espacios, planteando múltiples opciones para facilitar la gestión del tiempo y el trabajo. Desde cafeterías hasta salas de reuniones, generalmente en detrimento de los despachos privados y los puestos asignados.
Uno de esas opciones son los espacios de coworking, lugares donde compartir ideas especialmente indicados para la innovación y el desarrollo de nuevos proyectos.