Las personas, principalmente quienes las habitan en las grandes ciudades, permanecen entre el 80% y el 90% de su tiempo en el interior de edificios. Este entorno edificado es el ecosistema del ser humano urbanita, donde desarrolla la casi totalidad de sus actividades. Sin embargo, hasta no hace tanto tiempo, este entorno se ha diseñado y construido sin tener en cuenta muchas veces sus necesidades.
En el pasado, la planificación y diseño de espacios solían centrarse en criterios puramente económicos y/o funcionales, relegando aspectos como la sostenibilidad o la salud a un segundo plano. Hoy, este enfoque ha cambiado drásticamente. Es impensable concebir un nuevo espacio, ya sea una oficina, un edificio residencial o un centro comercial, sin considerar su impacto en el medioambiente y en la salud de sus ocupantes. Y no nos referimos solo a la sintomatología del “edificio enfermo” o a la ausencia de enfermedades, hablamos de un enfoque actualizado de la salud, entendida como un estado de completo bienestar físico, mental y social.
Este cambio no es solo ético, sino estratégico, ya que los espacios sostenibles y saludables están demostrando ser un factor determinante en la valoración de activos inmobiliarios, incluidos los índices RISC (Risk-Adjusted Capitalization Rates).
RISC es un indicador financiero que mide el retorno esperado de una inversión inmobiliaria ajustado al nivel de riesgo asociado. Este índice se utiliza para valorar activos inmobiliarios considerando no solo los ingresos que generan, sino también los factores de riesgo que pueden afectar su rentabilidad, como cambios en las condiciones económicas, la estabilidad de los inquilinos, la ubicación del inmueble, y aspectos relacionados con sostenibilidad o normativas. Una tasa de capitalización ajustada al riesgo más baja generalmente indica un activo más seguro y atractivo para los inversores, mientras que una tasa más alta refleja mayores riesgos y, potencialmente, mayores retornos esperados para compensar dichos riesgos. En el contexto de los espacios sostenibles, invertir en edificios diseñados con criterios de salud y sostenibilidad puede reducir los riesgos, mejorando la valoración RISC y aumentando el atractivo del activo.
Sostenibilidad y salud: ejes del diseño de oficinas
En el panorama actual, la sostenibilidad y el bienestar no son simples “extras”, sino requisitos esenciales para cualquier proyecto que aspire a mantenerse competitivo. Los espacios sostenibles no solo reducen la huella ambiental, sino que también crean entornos más saludables que favorecen la productividad, el bienestar y la satisfacción de los usuarios. Incorporar elementos como luz natural o áreas verdes tiene un impacto tangible en la calidad de vida y en la percepción del espacio por parte de sus usuarios.
La salud ha dejado de ser un tema marginal para convertirse en un pilar estratégico. Estudios recientes demuestran que los edificios diseñados para promover el bienestar pueden incrementar la productividad laboral en hasta un 20% y reducir costes asociados a bajas por enfermedad. Esto no solo genera valor social, sino que aumenta directamente el valor económico del activo.
RISC, los espacios saludables: Un valor en alza
La inversión en espacios sostenibles y saludables tiene un impacto positivo directo en la valoración RISC, que mide el retorno ajustado al riesgo de los activos inmobiliarios. ¿Cómo influye? Por un lado, reduce riesgos asociados al cambio normativo, ya que cada vez más regulaciones exigen estándares sostenibles en los edificios. Por otro lado, aumenta la rentabilidad al atraer a inquilinos y compradores más dispuestos a pagar una prima por espacios que priorizan la sostenibilidad y el bienestar.
Además, en un mercado inmobiliario donde los inversores buscan cada vez más activos con criterios ESG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza), contar con un espacio que incorpore estos principios se traduce en un mayor atractivo financiero. Los espacios saludables no son una tendencia pasajera; son una inversión estratégica que asegura la competitividad y la resiliencia a largo plazo.
Impacto en la valoración inmobiliaria
En términos de valoración, los edificios sostenibles tienden a experimentar menores tasas de vacancia y a mantener su valor incluso en mercados fluctuantes. Al diseñar espacios que cumplen con estándares como LEED, WELL o BREEAM, se reduce el riesgo asociado al envejecimiento del activo y se asegura una mayor adaptabilidad a las demandas futuras. Estos factores mejoran la percepción del riesgo y, por ende, la valoración RISC.
Por todo ello, invertir en espacios sostenibles y saludables ya no es una opción, sino una necesidad estratégica en un mercado cada vez más orientado hacia la sostenibilidad y el bienestar. Estos espacios no solo generan valor añadido en términos económicos, sino que también contribuyen a un futuro más equilibrado, saludable y próspero para las personas y el planeta. Así, en plug&go trabajamos con un claro propósito: Contribuir a mejorar la vida de las personas mejorando los espacios donde trabajan y se relacionan.