En apenas unas décadas, las oficinas han sufrido una transformación sorprendente. Afortunadamente, estamos pasando de los agobiantes cubículos personales a espacios donde aspectos como la interacción, los espacios informales o la luz mejoran considerablemente tanto el bienestar de las personas como su rendimiento del trabajo.
Muchos de estos cambios han venido de la mano de la incorporación de nuevas generaciones, especialmente de los millennials al mercado de trabajo.
Pero no solo ellos, la Generación Z -formada por los jóvenes nacidos a partir de 1993- comienza a incorporarse y a dejar sus huellas en las organizaciones, sus dinámicas de trabajo y sus culturas. Se estima que dentro 5 años, 1 de cada 3 trabajadores en España pertenecerá a la Generación Z. Esto significa que las empresas tienen que ir adaptándose a este talento y a sus demandas.
La Generación Z y el diseño de oficinas
Los profesionales de la Generación Z esperan de sus directivos un estilo de liderazgo centrado en las personas. La estrategia óptima es, en este sentido, mejorar su satisfacción introduciendo políticas de bienestar y espacios que las favorezcan.
Buscan también un ecosistema laboral basado en la confianza, la diversidad y la transparencia. Además, la flexibilidad no es una opción; para estos trabajadores, es irrenunciable.
Los “zeta” esperan tener la posibilidad de trabajar desde casa en la oficina o en un tercer espacio (cafetería, hotel, etc). También aspiran a disfrutar de las ventajas del horario flexible y de un mejor equilibrio entre trabajo y vida privada. “Trabaja cuando y donde quieras”, es su lema.
Prefieren un espacio de trabajo que combine lo mejor del hogar y la operatividad y flexibilidad de la oficina, es decir, desean contar con espacios cómodos y con diferentes zonas disponibles en función de las tareas a realizar, más que sentarse ocho horas en la misma mesa.
Quieren espacios colaborativos, que les permitan socializar y absorber la cultura de la empresa, y donde tengan cabida trabajadores diversos. Y prefieren espacios de relación horizontales donde poder interactuar con sus superiores de manera fluida y natural.
Al contrario de lo que se piensa, no son seres solitarios con poco apego emocional a las amistades, siempre están en contacto con su comunidad. Una premisa muy a tener en cuenta en el diseño de sus oficinas.
Como nativos digitales, cuentan con grandes habilidades en este entorno virtual; además, son personas autodidactas, acostumbradas a mantenerse en formación continua.
Se caracterizan también por ser extremadamente creativos en su incansable afán por innovar.
Por otra parte, es una generación muy motivada socialmente y comprometida con su entorno ambiental y social. Por lo tanto, las oficinas deberán responder a su compromiso, no solo incorporando la sostenibilidad en todos los parámetros de su diseño y equipamiento sino transmitiendo desde el diseño de la oficina que la empresa también comparte el mimo compromiso de futuro que sus empleados.
En definitiva, las organizaciones deben atender a una comunidad en expansión. La conexión humana, el bienestar y la comodidad son prioridades para las generaciones más jóvenes.
Como resultado, existe una demanda de espacios que ofrezcan oportunidades para conectarse y colaborar, al mismo tiempo que permitan a los usuarios adaptarse a sus objetivos de bienestar personal y equilibrio.
Serán, por lo tanto, indispensables los espacios que faciliten el trabajo colaborativo; que permitan su flexibilidad y que potencien su creatividad, entre otros aspectos. La oficina de los “zeta” tiene que ser eminentemente social, y sin barreras jerárquicas.