La oficina no está muerta: la empresa se está convirtiendo en el lugar de socialización por excelencia, el lugar de encuentro entre compañeros para conversaciones informales y profesionales.
La oficina flexible ya es una realidad y en su diseño priman hoy necesidades específicas como su capacidad para facilitar que las personas se puedan concentrar en espacios adecuados, por ejemplo.
La movilidad y la flexibilidad también se han convertido en un componente clave de las oficinas modernas. Se anima a la gente a moverse y esto es algo bastante nuevo: «Tengo siete u ocho espacios diferentes disponibles para mí. Hay un lugar donde puedo aislarme para hacer una llamada telefónica; también hay un área para tomar decisiones rápidas de pie, un espacio de brainstorming e incluso una sala donde te relajas en colchonetas».
El aspecto clave no es dónde trabajamos, sino cómo trabajamos.
Los espacios de trabajo que nos influyen positivamente fomentan el intercambio y la colaboración.
Las cafeterías, las áreas de descanso y las terrazas cobran cada día más importancia, ya que son lugares de socialización atractivos. Ya no son considerados como simples lugares de paso sino como nuevos espacios laborales de encuentro informal.
Las sedes de las empresas se están convirtiendo en una base de operaciones, el punto central de encuentro entre la empresa y su ecosistema.
Un estudio de 2021 de Actineo, el Observatorio para la Calidad de Vida en el Trabajo, apuntaba que el 41% de los empleados extrañaba la oficina para realizar intercambios informales con colegas.
Lo que más demandan las plantillas es un equilibrio entre el trabajo y la vida privada; entre trabajar en la empresa y de forma remota para una mejor calidad de vida, más autonomía y flexibilidad. Esto significa sumar a su rutina “los terceros espacios”, esos lugares puente entre la oficina y el hogar donde trabajar.
Los terceros espacios son nómadas, multifacéticos y diversos. El concepto se acuñó por primera vez en Estados Unidos en la década de 1980 para designar inicialmente lugares en los que las personas podían reunirse informalmente, en oposición al hogar y la oficina, el primer y segundo espacio respectivamente.
Existen espacios de coworking que ofrecen nuevas formas de trabajar y fomentan la interacción; hoteles con áreas pensadas para el trabajo remoto o espacios creativos habilitados para albergar laboratorios de innovación.
Sea cual sea su vocación, estos espacios están totalmente orientados a las personas, facilitándonos esa sensación de sentirte como en casa.
Los espacios de trabajo que marcan la diferencia deben ser un lugar de bienestar, a través de un entorno en el que las personas se sienten seguras, valoradas y cómodas. De ahí, el creciente interés de las empresas por el estándar WELL, más centrado en el ocupante que en el edificio. Analiza la calidad del aire, el agua, la luz, el confort térmico, acústico y ergonómico, pero también la calidad de la alimentación, la actividad física, el vínculo con la naturaleza, etc.
Las oficinas que nos influyen positivamente incorporan también servicios que facilitan la vida de los empleados, como servicios “click & collect” o una tintorería, por ejemplo.
Son también ambientalmente responsables, sostenibles y éticos. La sostenibilidad es esencial para las generaciones más jóvenes, de hecho, cerca de la mitad de los universitarios considera que la calidad del lugar de trabajo es vital a la hora de elegir una empresa empleadora.Las empresas tienen un papel social que desempeñar, y pueden expresar su compromiso de varias maneras, ya sea a través del reciclaje y la elección de materiales de construcción, fomentando que sus empleados se desplacen en bicicleta o favoreciendo su flexibilidad, contribuyendo a reducir por esta vía la contaminación originada en sus traslados, son solo algunos ejemplos.
Según coinciden diferentes informes, más del 70% de los directivos está total o parcialmente de acuerdo con la idea de que la forma en que se diseña el espacio de trabajo ayuda a atraer y retener al talento.
Pero no son solo opiniones. Está demostrado que si el entorno laboral es agradable, fabricamos más oxitocina y serotonina, produciendo relajación y disfrute. Al contrario, las oficinas ruidosas y/o mal iluminadas, por ejemplo, activan zonas del cerebro vinculadas con la ansiedad y provocan un alto nivel de estrés.
Además, los trabajadores quieren una «experiencia de empleado» a través de un diseño que les conecte con la marca.
Los espacios de trabajo que marcan la diferencia encarnan los valores de la empresa, aseguran la cohesión interna y transmiten tanto su marca empleadora como su imagen externa.
En definitiva, según entendemos en plug&go, la Arquitectura Corporativa tiene que conectar con la estrategia, la cultura, los objetivos y el propósito del cliente. Además, tiene que entender en qué momento está esa compañía.
Por ello, cuando en plug&go abordamos un proyecto lo que intentamos es plantearnos el por qué de las cosas y no el para qué. En el Área de proyectos de nuestra web puede encontrar ejemplos de espacios de trabajo que nos influyen positivamente.