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Los socios fundadores de plug&o, Covadonga G. Quintana y Óscar Herrando, protagonizaron uno de los “Encuentros” de Distrito HM, un espacio que se va equipando con voces e ideas, hablando con arquitectos e interioristas, explorando tendencias y buscando crear conocimiento a través de expertos.
Óscar y Covadonga hablaron de los inicios, la importancia de elegir el nombre, aprender a trabajar en equipo, del futuro y de cómo diferenciarse de la competencia y encontrar tu propio lenguaje de diseño. Comenzaron el pódcast hablando del propio nombre de la firma, plug&go, literalmente “conecta y vete”. ¿Por qué este nombre? “Porque queremos decirle al cliente: aquí estamos nosotros para todos, confía en nosotros, nos ocupamos de todo”. La elección del inglés para su nombre obedece a su vocación internacional y a su portfolio de clientes corporativos globales.
“Nuestro nombre y claim son realmente un propósito de lo que buscamos, que es generar emociones positivas a través del diseño de espacios de trabajo”. “Creemos totalmente que a través del diseño y de cómo configuras cualquier tipo de espacio, se puede generar bienestar y lograr que las personas estén mucho más a gusto”. También aplicamos nuestro propósito hacia adentro, no solamente hacia los clientes.
Covadonga y Óscar se remontaron también al inicio de la empresa, hace más de diez años: ”Surgió primero de una amistad entre los dos. Venimos del mundo de la oficina; nuestras vidas se cruzaron en etapas profesionales anteriores y a raíz de esa amistad profesional surgió una amistad personal. Decidimos comenzar profesionalmente un camino juntos y crear plug&go”.
Estaban los dos en ese momento personal de “me apetece montar algo”, y vieron además que había una oportunidad de mercado y que eran dos perfiles que se complementaban, “y teníamos esos valores de lealtad y compromiso que son fundamentales a la hora de crear cualquier proyecto”.
Vieron la oportunidad y que en el mercado no había empresas tan boutique que trabajasen la arquitectura corporativa, ”todo eran grandes firmas internacionales y notábamos como los clientes valoraban mucho la relación personal y contar con alguien cercano que diese la cara cuando había problemas”. “Un cambio de sede es algo muy estratégico, y entendemos que lo importante siempre es contar con un compañero de viaje que no te suelte en ningún momento, y ahí es donde vimos que había un mercado de oportunidad; en ese servicio mucho más personalizado y en equipo con los clientes”.
“Empezamos con proyectos pequeños. Por suerte, teníamos una buena red de contactos y empezamos a llamar puertas y a ofrecer nuestros servicios y a captar la atención de clientes». “Cuando dejas de estar dentro del paraguas de una gran compañía, te llena mucho ver que mucha gente realmente está a tu lado por lo que tú representas en esa empresa. Y eso te genera una red de networking de verdad, no por un paraguas, sino con un proyecto personal. Y mucha gente sabía que éramos serios, que éramos honrados, que éramos gente que responde, y eso fue lo que nos fue dando la confianza de empezar a captar negocio y empezar a movernos».
«Y si lo acompañas de gente que tiene una metodología, una seriedad y unas ganas de hacerlo y de tener un compromiso, pues, van saliendo las cosas. En publicidad se dice que la experiencia tiene que corresponder con la promesa».
Oficinas en Madrid, Barcelona y Bruselas
Junto a Óscar y Covadonga, un gran equipo forma plug&go, el 90% de perfil técnico, y con oficinas en Madrid, Barcelona y Bruselas. Aunque sus clientes son globales, “nuestra sede central es Madrid; en Bruselas creamos un hub, como un laboratorio de ideas, con una empresa del mundo de la publicidad, y que también hace temas de consultoría estratégica, que es una de las diferencias que tenemos respecto a otros estudios de arquitectura corporativa».
En la entrevista, explican también la capacidad de plug&go para abordar proyectos de arquitectura corporativa de cualquier tipología. “Recientemente, hemos terminado un proyecto para unas oficinas de 10.000 metros cuadrados, en la zona de la calle Alcalá, pero tenemos esa capacidad de adaptarnos a los proyectos de todo tipo. Normalmente, son proyectos de 500, 1.000, 2.000 o 3.000 metros cuadrados. Cada día hay menos proyectos de grandes dimensiones porque con el tema del trabajo híbrido, el teletrabajo, en general, se ha reducido el tamaño de las oficinas”.
Muchos de sus clientes son recurrentes, algo muy difícil en el sector de la arquitectura corporativa. Intentamos mantener con ellos el contacto; darles un servicio post venta muy bueno y atender cualquier necesidad que les pueda surgir. Cuando entregamos un proyecto, el grado de implicación que tenemos con el cliente y el cliente con nosotros es muy grande. Entonces, conseguimos tener una cierta relación bastante potente tras realizar el proyecto”.
Trabjan directamente para empresas – en sus sedes corporativas- como para SOCIMIS, Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión Inmobiliaria, en la renovación de edificios. “Al final, manejamos el terciario en global, y eso al final también te da un conocimiento del mercado inmobiliario que te permite detectar oportunidades y estar allí”. “Trabajamos un B2B muy corporativo donde no solamente está el CEO de una organización sino que hay otros tipos de perfiles muy involucrados en el proceso de transformación: directores de Recursos Humanos, direcciones de Marketing, de Cultura y Talento, etc.”. Estamos hablando de grandes multinacionales donde hay una estructura de Comité de Dirección muy potente, y el proyecto lo lidera un grupo de personas, no solamente una persona”.
«Nuestra vocación es hacer proyectos que aporten valor»
Para plug&go, los metros cuadrados no son los que dan valor a un cliente. “Hay clientes con oficinas de 100 metros que tienen un proyecto de transformación súper interesante. Nuestra vocación siempre es hacer proyectos que realmente aporten y que nos aporten; impulsar los procesos de transformación de nuestros clientes a través del diseño y el espacio. Es seguir haciendo proyectos tan interesantes como los que hacemos”.
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